La Breve Biblioteca de Bibliología (BBB) es la primera producción dedicada a la divulgación de la bibliología, creada a partir del esfuerzo colectivo de cuatro instituciones universitarias de América Latina: Editorial Eduvim de la Universidad Nacional de Villa María de Argentina, Ediciones UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ediciones Uniandes de la Universidad de Los Andes de Colombia y Editorial Universidad de Guadalajara de la institución homónima de México.
Actualmente consta de cinco títulos: Introducción a la cultura visual y material del libro antiguo, Panorama de la encuadernación, Panorama histórico del libro y la edición digital, Introducción a las técnicas de impresión en el periodo del libro antiguo y Panorama del papel como principal soporte documental
Agradecemos a la Editorial UDG por permitirnos compartir aquí un fragmento del libro Introducción a las técnicas de impresión en el periodo del libro antiguo.
Introducción a las técnicas de impresión en el periodo del libro antiguo
Capítulo I. Antecedentes de las técnicas de impresión en el libro antiguo
Héctor Raúl Morales Mejía
El aspecto polisémico del libro, dadas las múltiples definiciones y circunstancias materiales, geográficas y cronológicas que se tienen y se agregan intermitentemente, permite disponer de variables que pueden nutrir el concepto, pues el surgimiento y evolución de la escritura en varias partes del mundo así como de las manifestaciones visuales que estudia la historia del arte, nos muestra coincidencias y convergencias sobre posiciones acerca de lo que podemos entender como libro. La visión eurocentrista es un recurso que viene a colación siempre, porque permite hasta cierto punto dilucidar el carácter del libro como un ente autónomo, independiente y autosuficiente, que como objeto existe y como lenguaje subsiste en el ámbito occidental. Esta subsistencia es evidente en las circunstancias transformadoras que han determinado vehículos múltiples de comunicación y difusión de ideas, emparentadas con las tecnologías de cada época. Los focos de producción de libros en lugares tan distantes como China o América nos muestran inquietudes más o menos correspondientes con las de Europa, situación que nos permite agregar, comparar y unificar criterios sobre la producción de libros.

En las edades del libro se considera desde luego una línea temporal para su identificación y estudio, pero también están presentes las mentalidades, los modos de hacer y entender el mundo por medio del libro. El periodo del libro antiguo, visto bajo la lupa de su mentalidad, representa la consolidación de su noción conceptual y productiva. Lo antiguo en este sentido es para el libro un emblema de su gestación y consolidación como impreso.
La designación de antiguo, del latin antiquus (antes de, o en tiempo remoto), que vemos solventada en la locución libro antiguo, es un recurso nominativo para calificar diferentes vertientes productivas relacionadas con la estampación de imágenes y concretamente con el libro. La acepción de antiguo se refiere al periodo comprendido entre el origen de las primeras civilizaciones y el origen de la historia, que está marcado por la invención de la escritura (edad antigua). En la historia del arte abarca los linderos entre la invención de la escritura hasta el siglo V después de Cristo (arte antiguo). Las manifestaciones previas al libro manuscrito (prototipo) se contraponen a la invención de la imprenta en 1440 hasta las postrimerías del siglo XIX (libro antiguo). Los libros hechos a mano o manuscritos (libros manuscritos), del latin manus (manos) y scriptum (escritura), corresponden a las primeras grafías del siglo 3000 a. C. hasta 1440. Los primero libros del bloque (libros xilográficos) tienen su origen en el siglo II en China y culminan con el lindero entre la Edad Media y el Renacimiento, lo que incluye el factor inicial de su primera etapa, de 1440 a 1500 (incunables) y los consiguientes periodos renacentista, barroco, neoclásico, moderno y contemporáneo. La técnica propiciada por la Revolución Industrial y la instauración del mercado editorial constituyen, entre otros factores, el epicentro productivo del siglo XIX.
Aunque la historia del grabado posee su propia línea cronológica, la coincidencia y participación de las imágenes impresas, sobre todo las que directamente convergen con el libro, vistas a la luz unificada de la investigación y valoración del libro y sus adyacentes, dado su carácter de impreso —hojas volantes, mapas, carteles, grabados sueltos, carpetas, códices, naipes y demás—, nos permiten también calificar el periodo coincidente con el del libro antiguo como grabado antiguo, aun cuando en este se extienden sus orígenes hasta el segundo siglo de nuestra era, con los primeros grabados en madera impresos en China. Bajo este criterio, podemos aplicar el mismo ejercicio con el impreso, palabra más abarcadora, y nombrarlo impreso antiguo.
Los investigadores discuten sobre el momento en que se dio el ocaso del libro antiguo y su transición al libro moderno por razones históricas y materiales, fluctuando entre 1801 y 1810. El siglo XIX es el puente entre lo viejo y lo moderno en muchos sentidos, y los procesos de impresión, dependientes de la invención de la imprenta de las posibilidades del tipo móvil y del grabado en madera y metal, se fueron adaptando; primero se vieron reemplazados por la litografía y luego por los procesos fotomecánicos, que eran más eficientes, rápidos y económicos que las técnicas de impresión manuales.
La historia del libro coincide así con la historia del impreso, la historia de la escritura, la historia del grabado, la historia del papel y la historia del arte. El prototipo corresponde a las modalidades de producción del hombre prehistórico hasta la invención de la escritura cuatro mil años antes de Cristo. Sin embargo, dada la concepción actual de la que disponemos sobre el libro foliado y empastado, el periodo del protolibro puede extenderse hasta el uso de los soportes ligeros como el pergamino y el papiro en Anatolia (actual Turquía), el antiguo Egipto y las culturas micénicas y romanas, porque la escritura, basada entonces en petroglifos, pictogramas e ideogramas, no había logrado representar los sonidos de la voz como lo hace la escritura desde los primeros silabarios hasta nuestros días…