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La ciencia en inglés: ¿la lengua de Babel?

Milagros Aguirre
Editorial Abya-Yala

Hace algún tiempo el escritor español Juan José Millás reflexionaba sobre la globalización como el regreso a Babel, a ese lugar de la lengua única, de la hegemonía cultural. Planteaba el peligro que eso significaba: si desaparecen las lenguas desaparecen las diferencias, los matices; en resumidas cuentas, desaparece la cultura. Más de 450 millones de personas en el mundo hablan español. En la base de datos SCI, que indexa 8300 revistas especializadas de 150 disciplinas científicas, el 97 % de sus más de siete millones de artículos publicados entre 2005 y 2010 están en inglés. El alemán es el segundo idioma, con un porcentaje inferior al 1 %. Y el español aparece como quinta lengua, con un 0,24 % de las publicaciones.

El conocimiento científico enfrenta una paradoja: el inglés es el idioma de la ciencia y eso, por un lado, garantiza el conocimiento universal y, por otro lado, resulta excluyente. Un descubrimiento médico, por ejemplo, investigado y escrito en español, carece de validez si no aparece publicado en las revistas científicas que se publican en inglés. En parte, eso garantiza que el hallazgo sea divulgado de manera universal gracias a un solo idioma, como antes de Babel, pero pone en el margen la posibilidad de los científicos e investigadores de calificar en el mundo académico si es que su hallazgo no es traducido. Ante esta realidad, con el idioma español como quinta lengua, con menos del 1 % de la producción científica internacional, dominada al 97% por el inglés, un grupo de expertos propone potenciar este idioma como lengua de divulgación. Si no está en inglés, no existe.
Así, el inglés es hoy la lengua de la ciencia, como antes lo fue el latín. Su dominio resulta fundamental para acceder a los resultados de la investigación científica y para compartir los resultados de investigaciones desarrolladas a lo largo y ancho de este mundo.

En el mundo académico y científico se ha discutido ya sobre esta paradoja. Sin una lengua común, en este caso, el inglés, sería mucho más difícil tanto el intercambio de conocimientos como el aprendizaje científico: quién no lo conozca se ve muy limitado en cuanto a sus posibilidades de trabajo. En inglés se publican las principales revistas científicas, como Science, Nature, Cell, PNAS o The Lancet, y en inglés se habla en los congresos internacionales más relevantes.

No se trata de “declararle la guerra al inglés”, sino de aprovechar al español como lengua de divulgación.
Como parte de este debate, científicos han planteado opciones para promover el multilingüismo en la ciencia. La iniciativa Helsinki promueve el tema. En su página web Helsinki Initiative se puede leer lo siguiente:

La investigación es internacional. ¡Así nos gusta! El multilingüismo mantiene viva la investigación localmente relevante. ¡Protégelo! Difundir resultados de investigación en tu propio idioma crea impacto. ¡Apóyalo! Es crucial para interactuar con la sociedad y para compartir conocimiento más allá de la academia. ¡Promuévelo! La infraestructura para la comunicación científica en lenguas nacionales es frágil ¡No la pierdas!

Como parte de la campaña, los firmantes de esta iniciativa proponen:

  1. Apoyar la difusión de resultados de investigación en beneficio de la sociedad. Asegurar que los investigadores sean reconocidos por difundir resultados de investigación más allá de la academia y para interactuar con el patrimonio, la cultura y la sociedad. Asegurar que se proporciona un acceso igualitario al conocimiento científico en distintos idiomas.
  2. Proteger las infraestructuras nacionales para publicar la investigación localmente relevante. Asegurar que las revistas científicas y las editoriales de libros no lucrativos tienen los suficientes recursos y el apoyo necesario para mantener altos estándares de control de calidad y de integridad en la investigación. Asegurar que se protege a las revistas nacionales y a las editoriales de libros en su transición hacia el acceso abierto.
  3. Promover la diversidad lingüística en la evaluación de la investigación y en los sistemas de financiación. Asegurar que en los procesos de evaluación basados en expertos, la investigación de alta calidad es valorada independientemente del idioma de publicación o del canal de publicación. Asegurar que cuando se utilicen sistemas basados en métricas se consideran adecuadamente las revistas y libros en los distintos idiomas.

En el libro El español, lengua de comunicación científica, cuya descarga es gratuita1, varios autores proponen promover una conexión más estrecha entre las comunidades científicas española y latinoamericana para generar plataformas comunes de difusión de sus producciones, como revistas científicas compartidas y congresos propios. Iniciativas como las anotadas proponen nuevos retos a la comunidad académica, no con el afán de destronar al inglés como lengua científica, sino con la intención de promover la divulgación y ver al multilingüismo como un aliado en esa tarea de divulgación.

  1. Descarga aquí el libro https://n9.cl/9zqwa
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