Las fronteras nunca han impedido el movimiento de hombres y mujeres en el mundo. Invasores, colonos, migrantes, refugiados, desplazados, viajeros, cruzan constantemente estas fronteras en todas direcciones, mezclando lenguas y costumbres en contacto con las poblaciones locales. Los autores de este libro exploran, cada uno a su manera, los contextos en los que se fraguaron las relaciones entre lenguas y fronteras a nivel político e ideológico, con un fuerte énfasis en la observación de las prácticas lingüísticas y en el análisis de diálogos e interacciones entre hablantes de distintas lenguas. La articulación de los diferentes enfoques permite aquí, al menos en parte, explicar la complejidad de los fenómenos observados. Como un manifiesto a favor del reconocimiento del plurilingüismo, el libro honra las prácticas bilingües y los recursos creativos que cada hablante pone en práctica, desde donde está, desde donde habla, para crear un vínculo con los demás.