El periodo de formación de la literatura costarricense ha sido típicamente caracterizado dentro de las producciones del realismo costumbrista que añoran y fomentan valores de una sociedad patriarcal tradicional, fundadora de imaginarios centrales de identidad nacional. Sin embargo, esta producción narrativa está poblada de personajes variados que van desde los campesinos trabajadores hasta los miembros privilegiados de las élites cafetaleras del Valle Central. Un pueblo “valiente y viril” se perfila como ideal masculino para muchos de estos personajes que relaciona directamente la masculinidad con la nación. El valor viril parece estructurar no solo obligaciones morales del sujeto, sino también conductas modélicas que se identifican con una identidad en apariencia homogénea.
La obra parte del cuestionamiento de dichas representaciones en la ficción con el objetivo de releer la historia literaria costarricense comprendida entre 1888 y 1954 a partir de una perspectiva de género. Con base en esta pregunta, se pretende saber qué ocurre cuando se analizan los personajes de hombres fuera de una idea de universalidad masculina para situarlos en un sistema de relaciones de sexo y de género, así como comprender de qué forma se construyen relaciones de dominación, violencia y exclusión hacia las mujeres y entre los mismos hombres.
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