Esta obra es más que un desarrollo diacrónico de la situación interna de la lengua; es igualmente una recreación de la que ha venido a ser la lengua en el momento presente: su actualización como entidad que representa a un pueblo. Este pueblo es el peruano, pues todos tienen al quechua como la lengua ancestral y propia aunque no la hablen, junto con otras. Y este pueblo es el conjunto hermano que también tiene como patrimonio la lengua originaria en Bolivia y Ecuador; Argentina y Bolivia.
El quechua es el quichua ecuatoriano y la quichua santiagueña, con doble nombre y doble género, abierta a todas las sangres. El lector, además, se encontrará con una nueva teoría sobre su origen.